La fotografía de paisajes siempre fue una forma de reconectarme con lo esencial. Cada salida con la cámara es una pausa, un momento para observar con calma y dejarme sorprender por la naturaleza. No busco capturar lugares, sino sensaciones: la inmensidad, el silencio, la luz que cambia todo en cuestión de segundos. Estas imágenes son una invitación a mirar despacio y a recordar lo que muchas veces se nos pasa de largo.